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martes, 22 de septiembre de 2015

La polémica herencia de Cabeza de Vaca

Lejos de la imagen habitual que se tiene de las grandes propiedades formadas durante la Edad Media o en época moderna, los latifundios no eran ni grandes extensiones, ni sus límites eran tan rígidos y fijos como en un principio podíamos pensar. En muchos casos estas fincas se formaban sumando parcelas separadas unas de otras que las grandes fortunas íban acaparando en un largo proceso. En cuanto a los límites eran flexibles y continuamente se formaron o dividieron los latifundios por distintos motivos.

Pintura sobre la organización de un latifundio

Una de las causas principales de esta división fue la fragmentación a través de herencias. Al dividirse las fincas entre los herederos, no era extraño que las parcelas resultantes fueran de unas dimensiones tan pequeñas que no se tuvieran como rentables y la salida más habitual era la venta a algún propietario interesado. De hecho, así fue en gran parte como el mayor latifundista de la zona de Écija, Lope Álvarez de Hinestrosa, fue acaparando terreno a través de la compra de lotes de tierras heredadas (Para saber más).

Sin embargo, no siempre los nuevos propietarios se ponían de acuerdo fácilmente y surgían tensiones entre los herederos del fenecido. Un ejemplo de lo que comentamos fue el caso de los herederos del jurado Alfonso Fernández Cabeza de Vaca quien, antes de fallecer en 1430, había reunido varias fincas en la parte noroccidental del término de Écija, entre el límite con Carmona y el desierto de la Monclova. En total, sus propiedades sumanban 455 hectáreas separadas en cuatro fincas: Fuente de las Estacas, Fuente de la Picada, El Alamillo y la finca del Río Guadalbardilla.

Fernández Cabeza de Vaca se casó en segundas nupcias con Beatriz Barba con la tuvo una hija. A favor de ellas, el jurado hizo unas modificaciones a su testamento en el que, entre otras mandas testamentarias, ordenaba que se le pagaran cincuenta doblas de oro fino moriscas y cincuenta mil maravedíes. Visto que los hijos del primer matrimonio no cumplían con estas estipulaciones, la viuda acudió al Adelantado de Andalucía, oficial al servicio de la Corona de Castilla con competencias judiciales, quien consiguió el acuerdo de todos los interesados para que se subastaran las propiedades. Como en muchas otras ocasiones, las tierras fueron a parar a manos del comendador Hinestrosa que seguía ampliando sus propiedades.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA.
CABRERA, E., Sobre la gran propiedad en Écija en el siglo XV. La hacienda del comendador Lope Álvarez de Hinestrosa en Écija en la Edad Media y Renacimiento. Sevilla: Ayto.de Écija, 1993.
MITRE, E., La España Medieval. Madrid: Istmo, 1999.

3 comentarios:

  1. Creo haber leído que en Andalucia, al igual que en Castilla, existía la costumbre, tanto en los reyes como en los nobles, de que el heredero era el hijo mayor, con el fin de evitar la división de los reinos o propiedades..el segundo hijo se hacia religioso...y los demás eran "infanzones"...nobles que tenían que forjarse su fortuna con conquistas ...
    Creo que ese motivo es uno de los origenes del latifundismo en Andalucía, Extremadura, Castilla, etc.

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  2. De hecho, es en los años posteriores a lo que narramos en la entrada cuando se regula el mayorazgo, es decir, la práctica de dejar la mayor parte de los bienes al hijo mayor.

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  3. Los latifundios de Andalucia y Extremadura pueden tener su origen en parcelas que eran cedidas a veteranos de guerra de las legiones romanas. Estos las explotaban con mano de obra esclava. Restos arqueológicos encontrados en algunos cortijos avalarían esta teoria. También la edad de olivos avalaría esta teoria

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